Por: Luis Eduardo Rendón Vásquez. Economista-Ambientalista
Lo de la posible captación de agua de los ríos Toribio y Córdoba para mitigar la insuficiencia del preciado líquido a los hogares del Distrito de Santa Marta, pone de manifiesto la incoherencia política e ideológica de la clase dirigente samaria y en especial de su ex alcalde Carlos Caicedo Omar, al no reconocer el derecho que le asiste a la comunidad cienaguera de participar en la formulación, aplicación y evaluación de proyectos que los afecte directamente.
Lo anterior se confirma en los estudios adelantados por la Universidad de los Andes y patrocinados por Metroagua.A la ciudadanía cienaguera no se le consultó en absoluto, y mucho menos se percataron de la crítica y compleja situación de desabastecimiento de agua por la que atraviesa un significativo número de parceleros, barrios periféricos, instituciones educativas y comunidad en general.
Los estudios realizados por la institución de Educación Superior ignoró por completo que Ciénaga padece desde hace largo tiempo un agudo déficit de agua y con el atenuante de la existencia, además, de un concesionario que no ha sido capaz de garantizar a la población el mínimo vital de agua, en sus ya 18 años de gestión operativa.
Por esta sencilla razón, apoyamos y fuimos solidarios con la “Marcha por el Agua” liderada por el Alcalde Edgardo Pérez Díaz, no con la intención de generar sentimientos hostiles contra el pueblo samario, como tendenciosamente le han señalado al mandatario local, sino de llamar la atención del gobierno central que ha olvidado que la autonomía es la capacidad y el derecho que tienen los pueblos para decidir por sí mismos los asuntos de su interés y competencia.

Los Epígonos del Centralismo no han podido entender que para satisfacer las necesidades y carencias críticas de una comunidad como en este caso, del vital líquido para su diario vivir, requiere mucho más que los discursos, la presencia del gobernante obligado a la construcción de políticas públicas que disminuyan las brechas de la desigualdad. No nos oponemos a que el pueblo samario acceda al fundamental derecho de calmar su sed, pero si le pedimos a los voceros del centralismo, esos mismos que hoy le hacen la venia a las políticas impositivas del gobierno central, en el sentido de que el proyecto de captación de agua de los ríos Córdoba y Toribio sea coherente con sus prédicas de sembrar ideales de integración democrática en el Caribe colombiano.
El Estado Región no se construye con este tipo de enfoques, desconociendo el derecho que tienen los pueblos a su libre autodeterminación y toma de decisiones propias. Queremos ser solidarios con el pueblo samario, pero igual nos asiste la sospecha de que en el trasfondo hay un interés mercantil marcado en beneficiar a las poderosas cadenas de hoteles localizadas a lo largo y ancho de su zona turística.
El alcalde de Ciénaga va a someter este proyecto a una consulta popular, de captación del agua de los ríos de su jurisdicción, siendo la voluntad general del pueblo quien finalmente tome sus propias decisiones y así la democracia quede recreada en el principio de la razón.
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