En Ciénaga no se ha visto la fiesta democrática propia de un proceso electoral que tiene como finalidad la elección de quienes despiertan el entusiasmo y le devuelven la esperanza a todo un pueblo.
Por: Alberto Fernández
No se ven las ideas consolidadas en propuestas claras, tangibles y reales que incentiven al conglomerado social. Gran parte del proceso democrático se ha ido en dimes y diretes, en el corre que te coge, una maratón angustiosa por la falta de avales y el monopolio de estos en pocas manos, propio de una cultura mafiosa.
A escondidas se trabaja, muchos casi que en la clandestinidad, ante la imposibilidad de participar activamente por el candidato de sus preferencias, amenazados por el fantasma de la doble militancia.
Tantos aspirantes a la Alcaldía, dispersan el sentido programático de las ideas en el electorado, que a fin de cuentas e inmersos en la polarización, ya no tiene un referente ideológico el cual seguir, sino que se limita al lleva y trae, y a lo que los medios dicen, seguido por un mar de informaciones falsas en las redes virtuales.
Las calles están desiertas, sin la dinámica del proselitismo que en otrora se veía. Candidatos virtuales, que han considerado erróneamente que las campañas se hacen en las redes y no en las calles, con la gente, de cara a la comunidad.
Pilas con esto, cuándo vamos a entender que sólo quienes se untan de pueblo, son los que a la final, saldrán elegidos. ¡Que viva la democracia, que viva el pueblo!
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