Por: Máximo Hernández
En el 2020 empezando la cuarentena aconteció un hecho que por muchas semanas dió de que hablar en el país, hablo de la explosión del camión cisterna donde 45 personas murieron y 19 más resultaron heridas en un terrible incidente.
Relataremos un poco de la historia de Tasajera hermoso, pero empobrecido corregimiento del municipio de Puebloviejo Magdalena, pueblo lacustre, un asentamiento pequeño donde se congregaban familias que hacían faenas de pesca, situado a un lado del mar Caribe, al costado de la Ciénaga Grande de Santa Marta; un pueblo del departamento del Magdalena.
La triste realidad de esta población es la pobreza a la que ha sido sumida, a raíz del abandono del Estado. Por muchos años se han vulnerado los derechos de sus habitantes y hasta el día de hoy no cuentan con un sistema de alcantarillado digno, el suministro de agua es pésimo, y sumado a ello la población no tiene una fuente de empleo digno, para así poder sustentar a los suyos; por dicha razón, muchos optan por abastecerse “con las oportunidades que se les presentan en la vía nacional”, expresión utilizada por ellos mismos.
El abandono del Estado ha permitido que Tasajera sea uno de los pueblos más pobres de la costa caribe colombiana, desde hace décadas el pueblo vive en un desnivel socioeconómico que es alarmante, la vulnerabilidad de sus habitantes nada que mejora sino por el contrario, se pone más difícil, llegando a tomar decisiones como la de aquel trágico 6 de Julio de 2020.
Día de la tragedia:
El reloj marcaba las 8:30 de la mañana en Tasajera, al parecer todo transcurría con total normalidad, los habitantes estaban en sus labores diarias, esperando poder llevar sustento a sus hogares, pero algo inimaginable estaba por suceder, de repente se empezaron a escuchar rumores de un accidente en la vía que conduce de Barranquilla a Santa Marta, las personas al saber esto, se dirigieron de inmediato al lugar de los hechos y empezaron a “saquear” el camión cisterna que transportaba gasolina, pese a los múltiples gritos del conductor del vehículo, quien les decía que se alejaran de esa zona, porque en cualquier momento podría ocurrir una explosión, los tasajereños hicieron caso omiso a estas recomendaciones y en ese momento ocurrió la tragedia que marcó al pueblo y a la costa caribe colombiana.
Goergian, quién se encontraba trabajando en el peaje como vendedor, escuchó los rumores sobre el accidente y sin dudarlo se dirigió al lugar donde ocurrieron los hechos: “me dijeron que había un accidente por allá, y yo salí con mi caja de gaseosa a vender, como los carros estaban aguantados, salí a rebuscarme. Al ver que todo el mundo estaba cogiendo el combustible, yo también, como no había vendido nada, yo dije, de aquí también voy a llevarle la comida a mis hijos, voy a coger los tanques de gasolina”.
Al momento de la explosión Goergian se encontraba zafando las canecas, cuando reaccionó tenía las piernas en llamas, sale corriendo hacía la carretera en busca de ayuda gritando “Dios mío ayúdame, ayúdenme, padre ayúdenme”, y como un ángel caído del cielo, se orilla un carro quien lo ayudó a apagar el fuego que consumía su cuerpo con un extintor.
La vida de estas familias no ha sido la misma desde aquel día, ya no se sientan en las esquinas de sus barrios a conversar, a reír y pasar momentos entre amigos. Este testimonio es una clara demostración de la situación tan difícil y desgarradora que viven los tasajereños debido a las grandes necesidades en las que se encuentran, las cuales han influido en la toma de decisiones que los llevan a actuar de manera desesperada para poder abastecerse.
Empresas de Tasajera:
Tal vez al leer este intertitulo te estarás preguntando cuales serán esas empresas que tiene uno de los corregimientos más pobres de la costa norte del Magdalena, cabe resaltar que no son proporcionadas por el gobierno nacional, departamental o municipal, son empresas del “rebusque”, la ciénaga, el mar y el peaje, principales fuentes de trabajo para mantener a sus familias.
Familias desamparadas:
La pérdida de un ser querido es uno de los dolores más fuertes e inconsolables por el cual todos hemos pasado, y hoy estas familias viven este lamentable suceso, como es el caso de Clara Inés, quien perdió a su hijo Luis Miguel y a su hermano Adalberto Díaz: “Los sueños de mi hijo eran terminar sus estudios, para ir a la Marina, esos eran sus deseos. Mi hermano también estudiaba de noche y él le decía a mi mamá lo mismo, a pesar de que tenía una obligación con su esposa porque estaba embarazada”.
Para nadie es un secreto que nada en el mundo podrá reemplazar a un ser querido, por eso siempre recuerdan aquellos momentos compartidos, los cuales les dejan un sin sabor que siempre estará presente en cada momento de sus vidas. La mayoría de los fallecidos eran los que trabajaban para poder llevarles un sustento a sus hogares, por ello, estas familias se sienten desamparadas, sin rumbo, y como es de esperarse el gobierno solo les suministró apoyo en los primeros meses del incidente, hoy en día parecen ser un cero a la izquierda, ya que no han recibido más ayudas en medio de la terrible situación que se está viviendo a nivel global. Cada día se apaga la esperanza para estas personas, el no tener apoyo los hace sentir en un laberinto sin salida, parece ser que están condenados a esa situación de abandono y de olvido.
Un futuro incierto:
Aunque Tasajera fue conocido a nivel Nacional por un hecho no muy agradable ante la sociedad, había una esperanza para los habitantes de recibir una ayuda y poder cambiar la manera en la que viven, pero esto duro muy poco, pasado un tiempo nuevamente volvieron a ser invisibles.
De igual modo, Clara Inés, madre de Luis Miguel asegura: “mi peladito no era un ladrón, jamás, porque él era un niño y los sueños de mi hijo eran terminar sus estudios. Yo le digo a esas personas que se pongan la mano en el corazón y no digan cosas que no son, que vengan, nos visiten y miren cómo estamos, en la necesidad que tiene Tasajera; hay personas que quieren salir adelante y las pescas a veces son malas y solo dejan 2.000 pesos”. Esto es un claro ejemplo de la realidad en las que viven estas personas y del como son juzgadas a diario por la sociedad sin tomarse el tiempo de conocerlos o ponerse en el lugar de ellos.
Por otra parte, muchas personas que no fueron afectadas en la explosión se han aprovechado de toda esta tragedia para beneficiarse y pedir ayudas en nombre de las víctimas, muchos de ellos dejando una mala imagen.
“Un pueblo abandonado por el municipio, por el departamento del Magdalena y por Colombia entera”, así lo define el presidente de la JAC del barrio Las Flores Roque Guerrero Maldonado. De igual manera, han sido afectados por el hecho de que se les reconozca únicamente por el siniestro y la necesidad que los llevó a provocarlo, dado que fue una noticia que le dio la vuelta al país.
Entre más pasan los días, más difícil se vuelve la situación, el desespero y la angustia aumentan debido a no encontrar una solución a todos estos problemas económicos que se presentan en la comunidad para llevar una vida un poco más tranquila. Con el dolor latente, el pueblo trata de levantarse y salir adelante, es un dolor irreparable desde aquel 6 de julio, pero no sólo hay dolor por los coterráneos que no están con en este plano terrenal, sino por los años de abandono a que ha sido sometido el pueblo de Tasajera.