Por: Edilberto “El Mono Hernández”
Algo bueno pasó en nuestro pueblo y algo bueno va a seguir aconteciendo. La recuperación y el bienestar de los amigos en la población es una bendición divina.
Escribo estas palabras como un acto de cariño y para recordar algunas vivencias de antaño sin el presentimiento que me va hacer daño y con la certeza que mis amigos mamadores de gallo lo van a leer.
Al mejor estilo del difunto Juan de Dios Hernández, “Juan D” de quien recibí las mejores enseñanzas para redactar un cuento y para conceder a los amigos, momentos de alegría.
Por este amor propio que me reclama la vida por mis amigos y que debo expresar sin tregua alguna, estoy enterado que mi amigo Will Arias, ese amigo incondicional no solo con el “Mono Hernández” sino con todos sus amigos, presentó recientemente una hospitalización y estuvo en la unidad de cuidados coronarios por un presunto evento coronario agudo, afortunadamente fue descartado y hoy goza de buen bienestar, al amigo Will una pronta recuperación.
Mi hermano…El viejo Will, fue a visitar a su querida hija María Paola, que se encontraba hospitalizada en Santa Marta, también con molestias cardiovasculares. Will sintió molestias gástricas y dolor opresivo en el pecho que se irradiaba a su brazo izquierdo, aprovechó la visita a su hija y entró por el servicio de urgencias, en el mismo lugar donde estaba hospitalizada María Paola, le realizaron exámenes, los resultados mostraron colesterol alto y triglicéridos altos, el electrocardiograma mostró cambios eléctricos agudos y por tal razón ordenaron valoración por cardiología y hospitalización.
Los espíritus esquivos de la realidad, ante los sordos poderes de la muerte se mantienen a favor de un amigo inseparable como es Will para mí y para todos sus amigos, porque esos momentos difíciles fueron atendidos de manera prioritaria.
Hay que ser racional y entender que cada vez la ventaja de la vida sobre la muerte es cada vez más estrecha. Aunque nuestra respuesta sea la vida, con el pasar de los años y no es que me sienta viejo, sino que esa diferencia de manera real se acorta.
La semana antes de la internación de mi amigo Will, estuve en mi pueblo, reunido con mis amigos entre ellos Will, pero el viento me empujó triste a irme, sin querer salir de mi pueblo, en ese afán de la cotidianidad con esa premura de estar más apegado a la probabilidad y a la incertidumbre de la ciencia médica esa expresión es de mi profe de anestesia Ciro Rodríguez, el mejor profe que he tenido durante mi formación como médico anestesiólogo, a todos les debo pero más a mi profe, el doctor Ciro Rodríguez dice, “la medicina es ciencia y arte como ciencia sujeta a la probabilidad y como arte sujeta a la incertidumbre, en este momento sujeto a la evidencia y a los ensayos clínicos ”.
Durante la rotación de anestesia en la clínica Carlos Ardila Lulle, me comentaba “Doctor Hernández “no sé, para qué sirven los encuentros intelectuales, se me parecen muchos a los encuentros políticos, cada vez son más costosos sin fruto alguno, se habla de lo mismo pero con otras palabras.
La inclemencia de nuestra soledad cada vez es más profunda y devastadora, no sé qué será más triste, si las ultimas terapias para aliviar el cáncer o el nudo de nuestra soledad como galenos para poder combatirlo”. Palabras sabias que comparto y aun mantengo como recuerdo perenne, como tinta indeleble como mancha de acero. Verdades esenciales, a veces severas, sin razón pero acertadas en la vida.
Amigo Will, toca dejar de ir al colegio por ahora, pero a la ferretería El Colegio donde compras lo que se necesita para la cabaña y la casa de la vieja “María Canchano” mi madre, más bien reposa en la cabaña que es tu casa, para continuar hablando del palo de pera extranjera, el palo de flor de la habana, que existía en el patio de la vieja maña, los palos de mango de azúcar, la guerra de los pasteles del 31 de diciembre, las arepas de Maña y ahora de Icha, los consejos de Julita Arias, las recomendaciones de Margarita Arias, los mandados para Sady de Moscarella, el mosquitero en los patios.
Ese pueblo querido cienaguero de mujeres históricas luchadoras, con el manduco en la mano y la bola de jabón enjabonando la ropa, para ver bien vestidos a sus hijos e hijas. Bien amigo Will, buena por esa recuperación. Nos veremos pronto en el lugar de la tierra que me vio nacer, donde he plantado árboles y donde deseo que las semillas del mañana tengan un nuevo amanecer. Fuerte abrazo.