La ciclista antioqueña no tuvo rival en el BMX y ganó la presea dorada en Río de Janeiro.
Por: LISANDRO RENGIFO
El día dorado llegó y la presentación no fue menor a las expectativas.Mariana Pajón libró con grandeza este viernes las tres batallas previas que la llevaron a la final y en esta instancia, sus pedaleos brillaron más que nunca para colgarse un nuevo oro, el segundo de su palmarés en unos Juegos Olímpicos. Sencillamente es la reina del BMX.
La antioqueña salió por el primer carril y antes del primer peralte ya había puesto su nombre por delante de todas sus rivales. En el recorrido fue sacando cada vez más distancia, hasta cruzar con gran ventaja la meta.
Pasó la línea de sentencia y Pajón solo levantó los brazos eufóricamente, celebró, se bajó de su bicicleta, la levantó y se la mostró a todos los aficionados, esos que no pararon de corear su nombre. La antioqueña, no tiene rival y su nombre se escribe en letras doradas.
El momento de subir al podio fue aún más emotivo que cada pedalazo que la llevó a la gloria. Su nombre se escuchó para subir al cajón del gran ganador y los aficionados se fundían en un solo clamor: ¡Colombia, Colombia, Colombia…! La sonrisa de Mariana combinaba con el ambiente festivo que se vivía en la pista.
Dio un brinco para quedarse en el cajón del primer puesto, agachó la cabeza y recibió la medalla de oro. El momento de entonar el himno nacional fue único. Con los ojos cerrados fue entonándolo, mientras algunas lágrimas de orgullo caían. Sus compatriotas, detrás de ella, así hayan quitado la pista, seguían gritando fuertemente el himno. La reina guardará en su salón de trofeos una medalla más y en su alma ese momento único…
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