Por: Alberto Fernández
Todo, absolutamente todo en esta sociedad nuestra, es causa de controversias, críticas y demás.
Muchos en las redes sociales difunden noticias falsas, estados y comentarios desacertados que en nada contribuyen a generar ideas y propósitos en bien de la comunidad.
La toma de conciencia frente a problemas tan complejos como este que hoy nos tiene inmersos en una pandemia a causa del COVID 19 no es la excepción.
No es un juego, ni una mamadera de gallo la preocupación que les asisten a los gobiernos en todo el planeta y por ende a la población en general.
Por eso las medidas para contener y desacelerar la propagación del virus se hacen urgentes con el fin de salvaguardar la vida de todas las personas y no unas en particular, así sean los adultos mayores, y los que padecen enfermedades crónicas y/o terminales los más vulnerables, nadie, absolutamente nadie, está exento de contraer el virus y morir.
Estas medidas urgentes y «antipopulares» deben tomarse, porque de no hacerlo a tiempo, puede desencadenarse en una tragedia de inimaginable repercusión para la sociedad a nivel global.
Son 15 días de confinamiento, tiempo necesario para detener la cadena del contagio en su máxima propagación dado que es un virus que se expande con rapidez.
Las medidas que toma el gobierno nacional, departamental y local, tiene sus consideraciones y habrá que proponer alternativas que mitiguen el impacto en la afectación económica de las familias que derivan su sustento del trabajo informal.
Lo que está sucediendo a nivel global caso China, España, Italia entre otros, es una voz de alerta para los gobiernos y la sociedad. Unas medidas tardías en este sentido puede ser fatal.
Es aquí donde debemos reflexionar con mesura y sapiencia, cual debe ser nuestro accionar frente a esta pandemia, el compromiso individual y colectivo al que estamos llamados como sociedad que somos y aportar a la solución del mismo.
La responsabilidad es de todos y la solución está en nuestras manos.
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